Título: Cuentos indefensos
Autor: Ricardo Mercado Luna“
Editorial: Lampalagua Ediciones
Con lenguaje preciso y a la vez poético,
Ricardo Mercado Luna aborda desde la ficción parte de las cuestiones que se
presentan como recurrentes en su obra.
Los escenarios elegidos son La
Rioja –en sus versiones urbana y
rural– y algunas de las cárceles y situaciones de encierro por las que pasó el
autor en la década del setenta.
Quince cuentos, la mayoría inéditos,
integran este libro póstumo, que el propio Mercado Luna se encargó de titular.
Ellos son: “De cuentos y de anhelos”,
“La lampalagua“, “Aquel lejano saco beige“, “¿Supiste lo de Juan Carlos?“ (en
torno al asesinato del abogado Juan Carlos Degui, con quien el autor compartió
prisión en tiempos de la dictadura de Videla) , “El arreo“, “Domiciliaria (Mirando los techos de las
casas vecinas) “, “Rodán era un perro“, “Seriedad“, “Peluquería de doble
tarifa“, “ Medicus”, “¡Pobres perros!“, “Hay barro y espinas en el fondo“,
“Perros salvajes“, “Filemón Gómez, ¿existe?” y “La soledad de Francisco”.
La profesora Ana Lía Martín de Fuenzalida, en su
pormenorizado análisis del contenido de estos relatos, encuentra que –más allá
de la justificación dada por el autor a su hija en oportunidad de entregarle
estos cuentos–, la indefensión es una constante en esta obra y “radica en la
esencia de los cuentos, en su temática y en sus personajes. Indefenso está el
escribiente que anhela crear un cuento; indefensa la lampalagua ante el ataque
humano, e indefenso el humano ante devastadoras experiencias, indefenso un
perro ante la insensibilidad del amo, e indefenso el amo ante la ignorante
incomprensión de quien debería comprenderlo;
indefensos los pacientes, los ancianos, los contribuyentes ante una
sociedad deshumanizada; indefensas las pretendidas bestias del arreo, indefenso
Juan Carlos, indefenso Ricardo sumido en la noche oscura…”
Temas como la soledad, el tiempo, la prisión,
los atropellos, la vida de la gente
sencilla de los pueblos riojanos, la vejez
y la burocracia, entre otros, buscan manifestarse a través de diversos
registros narrativos, que van desde la gravedad absoluta a la ironía o el humor, y logran plasmar diversos estados emocionales:
culpa, fobia, indignación, angustia, ternura, dolor... o la simple contemplación de espacios y de personajes
inolvidables.
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