sábado, 30 de agosto de 2008

Alipio Eduardo Paoletti


Alipio Eduardo Paoletti —a quien sus amigos llamaban Tito– nació en Buenos Aires el 9 de octubre de 1936. Pasó su infancia y adolescencia en los barrios de Mataderos y Liniers. A comienzos de 1959 llegó a La Rioja donde meses después se propuso refundar el Diario El Independiente, cuya primera fundación, debida al dirigente radical Pelagio B. Luna, databa de 1901.
Esta nueva etapa del diario riojano se diferenció de las anteriores por no responder a orientaciones partidistas de ninguna clase.
A instancias de Paoletti, la empresa editora del periódico se transforma en una cooperativa de trabajo a la que se integran todos los trabajadores con igual participación. Al respecto, traemos a colación el testimonio de la hija de Alipio, Ana, en una nota aparecida en el Diario Página 12:
“En el año 1970, y por iniciativa de los dueños, que en ese momento eran tres personas, Alipio Paoletti, Mario Paoletti y Ricardo Mercado Luna, decidieron convertir la empresa Editorial Norte en Coopegraf. Y se cooperativizó todo: el inmueble, las máquinas para imprimir... La razón que los llevó a hacerlo fue ideológica: vivir coherentemente. Desde ese momento se constituyó la asamblea de socios y por mayoría de votos, todos menos uno –el de mi padre– Tito Paoletti fue elegido director del diario.
La línea editorial era resuelta en asamblea y así fue hasta el golpe militar del 24 de marzo de 1976 cuando el diario fue intervenido, sus periodistas presos y perseguidos.”
(14 de Julio de 2006).
A pesar de no ser creyente, sintonizó con la pastoral del Obispo Enrique Angelelli de quien llegaría a ser amigo. Angelelli encontró en El Independiente al más eficiente difusor de su mensaje liberador, adscripto al espíritu del Concilio Vaticano II.
El golpe del 24 de Marzo de 1976 encontró a Paoletti en Buenos Aires, donde debió buscar escondite, por saberse intensamente buscado por las fuerzas represoras piloteadas por la dictadura militar. En La Rioja, su hermano Mario y varios de sus de sus compañeros del equipo de redacción fueron detenidos. Desde la clandestinidad, Tito orientó su labor periodística a las tareas de denuncia y difusión de las atrocidades que en aquel momento se cometían en el país.
En 1977 logra exilarse en Madrid junto a su mujer, Lyli Santochi y los 6 hijos (todos menores) del matrimonio. Desde Madrid siguió trabajando por su patria a través de acciones de investigación y denuncia.
En 1984 regresó al país, con la intención de reestablecerse en La Rioja para continuar con la labor periodística en el diario por él fundado, la que había sido forzosamente interrumpida en 1976. Así lo expresa Ricardo Mercado Luna en su ensayo: “Crónica de trastienda en la vida de un Diario”:
Paoletti, junto con Alfieri, Schaller y otros asociados perseguidos del proceso vinieron a La Rioja con el propósito de reintegrarse al diario. Volvían a casa, al hogar de maquinarias y sueños (…). Pero el regreso tenía ahora el amargo sabor a puertas a cerradas y largas esperas en el umbral”. (En Solitarias historias del siglo que nos deja, pág. 254)
Al respecto, Ana Paoletti puntualiza:
A los que cayeron presos los habían obligado [en 1976] a firmar una renuncia en la que no sólo dejaban la cooperativa sino que se comprometían a no ejercer nunca más el periodismo y a mi viejo le falsificaron la renuncia. En julio de 1984, de regreso en el país, y ya en democracia, los renunciados se presentaron a reclamar sus puestos de trabajo.
Fue entonces que en la asamblea de socios se decidió a aceptar las renuncias, recién ocho años después. Y esa vez no fueron los milicos, fueron sus mismos compañeros los que les negaron su trabajo. La dictadura ya había hecho escuela".

Rechazada la reincorporación a la cooperativa por él mismo creada, Tito se estableció en Buenos Aires, donde trabajó en “La Voz”, “Caras y Caretas”, “Crisis”, y en el periódico de las Madres de Plaza de Mayo.

Sus memorables editoriales del diario El Independiente tenían una propuesta combativa en su espíritu y renovadora en el lenguaje periodístico, un estilo directo, despojado y a la vez cuidado.
El periodismo de investigación que cultivó asiduamente quedó plasmado en dos libros de edición póstuma: Como los nazis como en Vietnam (Contrapunto, 1987), obra que plantea por primera vez una mirada distinta en el análisis del pasado inmediato argentino, desechando la teoría de los dos demonios esbozada por Sábato para explicar los años del terror genocida; y Cien años de colonia, escrito y publicado como suplemento del diario El Independiente en 1970, y editado en formato libro en 1997 por Ediciones AMP: aquí, la investigación histórica sirve para analizar la situación de carencias de la provincia de La Rioja desde la dicotomía sarmientina de civilización / barbarie. El autor concluye que “fue la ‘civilización’ y no la ‘barbarie’ la causante de la pobreza riojana”, refutando así la opinión de Sarmiento y del prócer riojano Pedro I. de Castro Barros, quienes atribuyeron a la resistencia montonera la postergación de la provincia.
Alipio Eduardo Paoletti murió en Buenos Aires el 1º de diciembre de 1986.

1 comentario:

Facundo dijo...

Agendado don Paoletti para leerlo en estos meses. Emocionante historia de vida. A estas personas hay que rescatarlas del olvido al que las somete una sociedad que detesta mirar al pasado.