domingo, 14 de septiembre de 2008

VÍCTOR MARÍA CÁCERES por Jorge Brizuela Cáceres




Víctor María Cáceres nació el 22 de julio de 1912, en la ciudad de La Rioja, hijo de doña Vicenta Sánchez y don Florentino Cáceres, escribano público de registro número 1, que luego heredará el dramaturgo.
Tuvo cinco hermanos: Amelia Bersabé –docente y madre del poeta Dardo Fermín "Pocho" Morales Cáceres-, Julio Fernando Segundo-docente-, Laura María -bibliotecaria-, Marcelina Luisa -ceramista y museóloga-, y Simeón César –empleado judicial y su único hermano menor-
Se recibe de escribano público en la Universidad Nacional de Córdoba, y es designado director del Teatro Rivera Indarte -hoy Teatro San Martín- de esa ciudad mediterránea. Al volver a su provincia funda el Centro Riojano de Arte Escénico junto a Alfredo Parada Larrosa. Los ensayos se realizaban en el Círculo Católico de Obreros, y las obras se estrenaban en el desaparecido Cine Monumental.
Integraban este elenco Jorge Fernando Castellanos –director-, Alfredo Benítez, Esteban Crovara, Milton de la Fuente , "Tití" Canellada -quien luego sería esposa de Víctor-, Otilia Ganggiotti, María Elena Nieto Vargas, María Elvira Olla, Dardo Nieto, Casto Brizuela, Julio César y Mercedes Rearte Oyarzabal, Mario Nelson e Isolina Ceballos. Con este elenco de aficionados llevan su obra "De vuelta al nido" a un certamen en el Teatro Nacional Cervantes, donde recibe premios y elogios.
Se casa con Irma Rosa Canellada -profesora de Matemáticas- con quien tendrá tres hijas: Rosa de las Mercedes, Marta Eugenia y Bárbara Vicenta Patricia.
El CRAE gana un concurso provincial para representar a La Rioja en el Primer Certamen Nacional de Teatro en Buenos Aires. El elenco pone en escena "Prohibido suicidarse en primavera" de Alejandro Casona en el Teatro Presidente Alvear, consolidando el ingreso de La Rioja a la escena nacional. La Universidad Nacional de Cuyo instala una delegación en La Rioja , y Víctor es convocado para dirigir el teatro-escuela de esta entidad, pero debe abandonar el proyecto por razones de salud.
En 1951 publica un libro de relatos titulado Provincianía.
Cuidando a su esposa enferma en la ciudad de Córdoba, fallece de un ataque cardíaco el 1º de diciembre de 1958.


Alfredo Parada Larrosa toma la posta, reanima al grupo y reponen obras de Víctor. Con la aparición de José Alberto Santiago -escritor y director cordobés- se crea el Seminario Experimental de Teatro en 1960. En 1962 se hacen cargo del Seminario Mercedes y "Chacho" Rearte Oyarzabal, luego Ubaldo Nichi y finalmente Edgardo Gordillo, con lo cual se afirma institucionalmente el grupo que se convierte en la hoy afamada Comedia Provincial.
El teatro riojano es la obra conjunta de personalidades como Juan Zacarías Agüero Vera, Peregrina Ozán Dellisola, José Miguel Castro, Hedith Celia Huniken y Ariel Ferraro. Pero sobre todo es a Cáceres a quien todos definen como estandarte, y desde el 21 de agosto de 1982, el Teatro Provincial lleva su nombre.
Obras
- De vuelta al nido (teatro)
- Don Fabián (teatro)
- ¿Lloverá? (teatro)
- La mia nena (teatro)
- Adelaida (teatro - inédita)
- Provincianía (relatos)


Jorge Brizuela Cáceres

domingo, 31 de agosto de 2008

PEDRO S. HERRERA


Pedro S. Herrera nació La Rioja el 1 de julio de 1925.
Su amor por la creación literaria y su interés en toda manifestación artística, lo llevaron desde joven a participar en la vida cultural riojana.
Integró, junto a grandes y reconocidos escritores, músicos y plásticos, el mítico grupo CALIBAR que marcó un hito en el devenir de la actividad artística provincial. Justamente, el nobre del grupo se debió a su inspiración, en alusión al personaje del rastreador diseñado por Sarmiento.
Vivió largos años en Tucumán donde formó su familia. En esa provincia afianzó su pasión literaria a través de una sostenida y profusa producción.
Participó, junto a otros poetas norteños, de la creación del grupo SIGNO, cuya labor se reflejó el la hoja de poesía del mismo nombre, publicación periódica, editada en Tucumán.
Incursionó en todos los géneros literarios y es autor también, de letras de canciones, con las que ganó sendos primeros premios en dos concursos nacionales. Obtuvo además otros reconocimientos y distinciones en Tucumán y La Rioja.
Entre sus libros, cabe destacar: Silencio encendido (1956), Después, las nubes (1973), Tucumán alucinante (1994), Karla en azul terrestre y otros cuentos (1996), Murmurios del agua (2001) y Vuelos de la Coplería (pósotumo, editado por la Biblioteca Mariano Mariano Moreno en el Tomo 2 del Concurso de poesía Ciudad de los Naranjos, 2006)
Falleció en Tucumán, el 13 de junio de 2003.

sábado, 30 de agosto de 2008

Alipio Eduardo Paoletti


Alipio Eduardo Paoletti —a quien sus amigos llamaban Tito– nació en Buenos Aires el 9 de octubre de 1936. Pasó su infancia y adolescencia en los barrios de Mataderos y Liniers. A comienzos de 1959 llegó a La Rioja donde meses después se propuso refundar el Diario El Independiente, cuya primera fundación, debida al dirigente radical Pelagio B. Luna, databa de 1901.
Esta nueva etapa del diario riojano se diferenció de las anteriores por no responder a orientaciones partidistas de ninguna clase.
A instancias de Paoletti, la empresa editora del periódico se transforma en una cooperativa de trabajo a la que se integran todos los trabajadores con igual participación. Al respecto, traemos a colación el testimonio de la hija de Alipio, Ana, en una nota aparecida en el Diario Página 12:
“En el año 1970, y por iniciativa de los dueños, que en ese momento eran tres personas, Alipio Paoletti, Mario Paoletti y Ricardo Mercado Luna, decidieron convertir la empresa Editorial Norte en Coopegraf. Y se cooperativizó todo: el inmueble, las máquinas para imprimir... La razón que los llevó a hacerlo fue ideológica: vivir coherentemente. Desde ese momento se constituyó la asamblea de socios y por mayoría de votos, todos menos uno –el de mi padre– Tito Paoletti fue elegido director del diario.
La línea editorial era resuelta en asamblea y así fue hasta el golpe militar del 24 de marzo de 1976 cuando el diario fue intervenido, sus periodistas presos y perseguidos.”
(14 de Julio de 2006).
A pesar de no ser creyente, sintonizó con la pastoral del Obispo Enrique Angelelli de quien llegaría a ser amigo. Angelelli encontró en El Independiente al más eficiente difusor de su mensaje liberador, adscripto al espíritu del Concilio Vaticano II.
El golpe del 24 de Marzo de 1976 encontró a Paoletti en Buenos Aires, donde debió buscar escondite, por saberse intensamente buscado por las fuerzas represoras piloteadas por la dictadura militar. En La Rioja, su hermano Mario y varios de sus de sus compañeros del equipo de redacción fueron detenidos. Desde la clandestinidad, Tito orientó su labor periodística a las tareas de denuncia y difusión de las atrocidades que en aquel momento se cometían en el país.
En 1977 logra exilarse en Madrid junto a su mujer, Lyli Santochi y los 6 hijos (todos menores) del matrimonio. Desde Madrid siguió trabajando por su patria a través de acciones de investigación y denuncia.
En 1984 regresó al país, con la intención de reestablecerse en La Rioja para continuar con la labor periodística en el diario por él fundado, la que había sido forzosamente interrumpida en 1976. Así lo expresa Ricardo Mercado Luna en su ensayo: “Crónica de trastienda en la vida de un Diario”:
Paoletti, junto con Alfieri, Schaller y otros asociados perseguidos del proceso vinieron a La Rioja con el propósito de reintegrarse al diario. Volvían a casa, al hogar de maquinarias y sueños (…). Pero el regreso tenía ahora el amargo sabor a puertas a cerradas y largas esperas en el umbral”. (En Solitarias historias del siglo que nos deja, pág. 254)
Al respecto, Ana Paoletti puntualiza:
A los que cayeron presos los habían obligado [en 1976] a firmar una renuncia en la que no sólo dejaban la cooperativa sino que se comprometían a no ejercer nunca más el periodismo y a mi viejo le falsificaron la renuncia. En julio de 1984, de regreso en el país, y ya en democracia, los renunciados se presentaron a reclamar sus puestos de trabajo.
Fue entonces que en la asamblea de socios se decidió a aceptar las renuncias, recién ocho años después. Y esa vez no fueron los milicos, fueron sus mismos compañeros los que les negaron su trabajo. La dictadura ya había hecho escuela".

Rechazada la reincorporación a la cooperativa por él mismo creada, Tito se estableció en Buenos Aires, donde trabajó en “La Voz”, “Caras y Caretas”, “Crisis”, y en el periódico de las Madres de Plaza de Mayo.

Sus memorables editoriales del diario El Independiente tenían una propuesta combativa en su espíritu y renovadora en el lenguaje periodístico, un estilo directo, despojado y a la vez cuidado.
El periodismo de investigación que cultivó asiduamente quedó plasmado en dos libros de edición póstuma: Como los nazis como en Vietnam (Contrapunto, 1987), obra que plantea por primera vez una mirada distinta en el análisis del pasado inmediato argentino, desechando la teoría de los dos demonios esbozada por Sábato para explicar los años del terror genocida; y Cien años de colonia, escrito y publicado como suplemento del diario El Independiente en 1970, y editado en formato libro en 1997 por Ediciones AMP: aquí, la investigación histórica sirve para analizar la situación de carencias de la provincia de La Rioja desde la dicotomía sarmientina de civilización / barbarie. El autor concluye que “fue la ‘civilización’ y no la ‘barbarie’ la causante de la pobreza riojana”, refutando así la opinión de Sarmiento y del prócer riojano Pedro I. de Castro Barros, quienes atribuyeron a la resistencia montonera la postergación de la provincia.
Alipio Eduardo Paoletti murió en Buenos Aires el 1º de diciembre de 1986.

domingo, 17 de agosto de 2008

MARIO PAOLETTI


Mario Paoletti nació en Buenos Aires el 20 de junio de 1940. Desde muy joven estuvo vinculado al periodismo gráfico a través de colaboraciones en la revista de humor político “Tía Vicenta”. En 1959 se suma a la empresa de su hermano Alipio de refundar el Diario “El Independiente”, iniciando una etapa memorable dentro de la historia del periodismo riojano. También integró –junto a Daniel Moyano y el propio Alipio– el equipo de redacción de “El Champi” (1968/1971), publicación local de humor y crítica política dirigida por Miguel Ángel Guzmán y reconocida por sus memorables ridiculizaciones de los gobernantes de facto de la época.
La Rioja fue el lugar elegido para vivir: aquí cosechó amigos, aquí se casó y formó su familia, aquí nacieron y crecieron sus tres hijos, pero el destino le tenía deparadas otras andanzas y también, otras tierras. “El Independiente” lo contó entre sus principales redactores mientras él se entregaba con entusiasmo a sus dos grandes pasiones: el periodismo y la literatura.
En 1976, con el advenimiento del Golpe de Estado, es encarcelado, al igual que muchos periodistas de ese diario, alojado en la unidad penitenciaria local, el I.R.S.S. y trasladado más tarde –junto a otros presos políticos riojanos– a la Cárcel de Sierra Chica, donde permaneció sin ser juzgado, hasta 1980, año en que es expulsado del país. Los horrores de ese tiempo han quedado reflejados en muchos de sus cuentos y en la novela A Fuego Lento, ganadora del Premio “V Centenario” de Murcia.
Su producción abarca diferentes géneros: Publicó poesías, cuentos, novelas, ensayos de crítica literaria y de actualidad política. Ha obtenido premios en España, Cuba y Estados Unidos.
Actualmente reside en Toledo, España, donde dirige desde 1984 el Centro de Estudios Internacionales de la Fundación Ortega y Gasset, universidad a la que acuden estudiantes de todo el mundo.

Principales obras

Entre sus obras de ficción narrativa, merece citarse, en primer término, la llamada “Trilogía Argentina”, integrada por las novelas: Antes del Diluvio (Premio “Castilla La Mancha”,1988), A Fuego Lento (“Premio Quinto Centenario”, 1993) y Mala Junta (1999). Éstas últimas fueron publicadas en nuestro país por Editorial de Belgrano (obviamente, las dos primeras cuentan –además– con edición española). Publicó, además, la colección de cuentos Quince Monedas (“Premio Ciudad de Toledo”, 1993), y la novela Vasco busca vasco, (“Premio Nacional de novela ‘Francisco Ayala’, 2002), que fue editada en España. Sus ensayos más difundidos son: El Aguafiestas (Alfaguara, 1995): una completa y amena biografía de Mario Benedetti, y Borges Verbal (Emecé, 1999), en colaboración con Pilar Bravo, libro que recopila opiniones, ocurrencias, y comentarios de Borges sobre temas diversos, rastreados en diferentes reportajes, y precedidos de una excelente biografía del autor de “El Aleph”.
La obra poética de Paoletti comprende: Poemas con Arlt (Madrid, 1983), Inventario (“Premio Rafael Morales”, Talavera de la Reina, 1990), Arltianas (2000, editada en La Rioja por “Pandemia”), Poemas con Ortega (Madrid, 2005) y Retratos y autoretratos, Botellalmar, Toledo 2007.
Es co-autor, junto al músico Tata Cedrón del Musical Orejitas Perfumadas”, un homenaje a Roberto Arlt a partir del tango y de letras inspiradas en personajes y situaciones de las obras del autor de Los Siete Locos.

Mario Paoletti frente al “Diluvio”
El “diluvio” es la metáfora paolettiana del llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, que causó estragos en la sociedad argentina, y al que muchos no sobrevivieron. Esta metáfora se construirá a lo largo de las novelas: Antes del Diluvio, A Fuego Lento y Mala Junta, que integran la “trilogía argentina”, de discurso autobiográfico, que relata, tres distintos momentos de la historia argentina captados desde la óptica y la experiencia del personaje-narrador, quien va transitando su vida –desde la infancia a la adultez– en un país signado por los desencuentros políticos, la guerrilla, el terrorismo de estado y el exilio, sucesivamente. El tiempo narrado en estas tres novelas abarca desde los años treinta, evocados por recuerdos infantiles del personaje, hasta los noventa, vividos desde una ya estable situación de argentino radicado definitivamente en Madrid.
El ritmo narrativo de Paoletti –sostenido y parejo– se completa con rasgos de estilo inconfundibles, que atrapan al lector y hacen hasta de los hechos más sórdidos y crueles, un relato ameno y no exento de humor. El humor es, justamente, una de las claves de la obra de este gran escritor, cuya habilidad para hacer reír es sobradamente demostrada en la segunda novela de la trilogía: A Fuego Lento, que narra las últimas dos semanas de prisión del protagonista en la Cárcel de Sierra Chica. Allí padece situaciones aberrantes y dolorosas, en las que nada hace prever al lector la posibilidad de encontrar motivos graciosos, y sin embargo el humor aflora, aun en los momentos más duros.
Junto al humor, la intertextualidad es otro resorte de comunicación eficaz entre autor y lector, un guiño de complicidad mediante la alusión, inclusión o cita de textos preexistentes en un juego divertido de reconocimiento continuo.

Disertación en la Biblioteca Mariano Moreno

La visita de Mario Paoletti a La Rioja en diciembre de 2005, fue un acontecimiento cultural de trascendencia para la ciudad de La Rioja.
Invitado por la Biblioteca Mariano Moreno, pronunció la conferencia: “La Rioja, ¿novela sin novelista?” cuyo título, según explicó tiene su origen en una frase de Ulises Petit de Murat, quien, en oportunidad de visitar esta provincia en la década del setenta, se refirió a ella como “una novela a la espera de un novelista”. Así, partiendo de esa imagen, Paoletti fue tomando ejemplos de la literatura universal para armar lo que para él sería una suerte de paradigma de la novela riojana; rescatando como “aprovechables” los diálogos de Chejov, en los que parece que “nada sucede”, y los ambientes de Faulkner, en cuyos espacios del sur de Estados Unidos, pueden encontrarse paralelismos con el norte argentino. Un escritor como Jorge Amado, por ejemplo –destacó el escritor en medio de un desfile de clásicos–, y aunque Bahía sea muy diferente de La Rioja, tiene personajes como el inmigrante árabe, que es típico de ésta y otras provincias argentinas.
Hay que destacar que el propio Paoletti supo aprovechar en sus obras, parte de ese material novelístico, al incluir –entre los muchos presos de la cárcel en la que se ambienta su novela A Fuego Lento– personajes del país interior, inspirados en la forma de ser del riojano; también su novela Vasco busca vasco contiene un capítulo que se desarrolla en Chañar, localidad riojana cercana al límite con Córdoba.
Entre otros conceptos desarrollados en esta clase magistral de literatura, Mario Paoletti señaló que la literatura y el arte en general, no pueden respetar moldes sacralizados: “No se puede ser buen ciudadano y buen escritor al mismo tiempo”; la literatura que intenta “quedar bien” con una causa, es, en general, muy mala, opinó el escritor al tiempo que ponía como ejemplo la “Oda a Stalin” de Pablo Neruda.
Los jóvenes artistas deben tener una actitud vanguardista, y no estaría mal derribar algunas estatuas, puntualizó el autor, quien luego respondió preguntas que se formularon desde el público, algunas de las cuales parecían no haber comprendido el alcance de la metáfora que construyó Paoletti para referirse al “material disponible” desde el punto de vista literario en estas tierras. “No me crean tanto, que ya les advertí que la literatura es una mentira convincente” dijo el narrador, quien había comenzado su charla refiriéndose a la naturaleza de los escritos de ficción.
Marcela Mercado Luna

sábado, 21 de junio de 2008

LUCÍA CARMONA


LUCÍA CARMONA (1946)
Nació en la ciudad de Chilecito, donde reside. Es poeta y docente. Colaboró en revistas y publicaciones literarias, tanto de la provincia, como del país y países vecinos.
("Polen" (Catamarca), "La Mañana" (Entre Ríos), "Las Espuelas del Ángel" (Buenos Aires), y del exterior: "El Chúcaro" (Uruguay) entre otras.)
De larga trayectoria en la Sociedad Argentina de Escritores, ha sido durante muchos años presidenta de la Filial Chilecito de la S.A.D.E. Se desempeñó como Asistente Técnica de la Secretaría de Estado de Cultura de la Nación.
Lleva a cabo, en su medio, una intensa tarea de difusión cultural, participando y promoviendo eventos literarios dentro y fuera de la provincia.
Su libro Después de los andenes obtuvo Faja de Honor de la SADE en 1988.
Desde 1976 dirige en su ciudad natal, talleres literarios para jóvenes y adultos.
Tuvo a su cargo los talleres para niños, realizados en otras ediciones de la Feria Provincial del libro, tanto en la ciudad capital como en Chilecito.

Algunos de sus libros son:
Era de noche y Junio,
Hacia una tierra oscura,
Miserere,
Las infinitas palabras,
Y Dios entre los páramos
Pueblos de la memoria,
Tiempos de la casa.
Por el corazón de la tierra
Comentario bibliográfico
Por el corazón de la tierra de Lucía Carmona
La poeta vuelve a conmover a los amantes de la lírica con este poemario que tiene como signo distintivo la madurez: madurez en la etapa de la vida desde la que fluye esta voz exquisita, y madurez también en la consolidación de todos los elementos que conforman el hecho poético en el devenir de la obra de Lucía Carmona.
Un lenguaje que arriba a segmentos de indecible abstracción y belleza sin dejar por ello de introducirse en sendas de profundo contenido humano o de detenerse en la captación de realidades sólo develadas al espíritu sensible de quien las nombra.
En una muy buena presentación de Nexo Ediciones y con notables imágenes de tapa y contratapa que reproducen obras de los plásticos Leonardo Bustamante y Sergio D. Ocampo, este libro es una invitación al placer estético y un mimo al alma de los lectores y lectoras. (MML)

HÉCTOR DAVID GATICA


Héctor David Gatica (1935) nació en Villa Nidia, al sur de la provincia de La Rioja, donde creció en contacto con el paisaje agreste de los Llanos a la par que asistía a la escuela de su pueblo natal. Allí tomo contacto con los innumerables paisajes y personajes que habrían de poblar la mayoría de sus obras.
Su afición al estudio chocó con la prescripción médica de suspender la escuela por ciertos problemas de visión que lo aquejaron desde niño. Este hecho no impidió sin embargo que su educación siguiera adelante de manera autodidacta, ya que era un lector voraz y amante de los clásicos.
Siendo adulto hizo la carrera docente y se recibió de Maestro en 1968, año en el que contrajo matrimonio con Noelia Carrizo, su compañera desde entonces. La joven pareja se instaló en una villa muy pobre, en Mendoza (Barrio San Martín), donde ambos vivieron una enriquecedora experiencia de vida en comunidad junto a otra gente como el padre Llorens, de intensa actividad social. Al año siguiente regresaron a Villa Nidia, donde David se desempeñó como docente. La escuela 112, la misma en la que había estudiado, llevaba ahora el nombre de su madre: “Delia Durán de Gatica”, en memoria de esta prestigiosa docente del pueblo. Al año siguiente, –recuerda Gatica en el Prólogo de su libro La Carpeta vacía–: “pasé a la ciudad de La Rioja, donde además de la enseñanza primaria –en la Escuela 177 denominada primero ‘de la basurita’ y después ‘de los bomberos’–, estuve un año al frente de una campaña nacional de educación del adulto, CREAR, como coordinador provincial”. Durante su gestión se abrieron alrededor de 300 centros educativos para adultos.
Comenzó a cursar “Ciencias de la Educación” en la Universidad de La Rioja, carrera que debió abandonar con la instauración de la dictadura 1976. Para entonces, ya se había relacionado con los principales intelectuales de la ciudad de La Rioja, entre ellos, los integrantes del grupo Calíbar que acogieron cálidamente a este callado joven de los Llanos que compartía con ellos sus notables poemas. El golpe fue devastador para la mayoría de los amigos de David. Algunos como Daniel Moyano y Ariel Ferraro, debieron exiliarse; otros, como Ricardo Mercado Luna y Carlos Alberto Lanzillotto, fueron encarcelados. La angustia de aquel período quedó plasmada en las páginas de Los días insólitos, una de las obras más impactantes de este poeta.
El restablecimiento de la democracia lo encuentra trabajando junto a Ramón Navarro en la obra discográfica que habría de constituirse en un ícono del cancionero provincial: "La Cantata riojana", de gran belleza musical y poética que reconoce como hipo-textos algunas páginas de Juan Zacarías Agüero Vera, Dardo de la Vega Díaz y Ricardo Mercado Luna.
La vasta trayectoria de Héctor David Gatica incluye numerosas distinciones y premios literarios. Fue Director General de Cultura de la Provincia de La Rioja, Miembro del Directorio de Radio y Televisión Riojana, asesor cultural ad honorem del Municipio capitalino y miembro del primer Consejo Consultivo para edición de la Colección “La Ciudad de los Naranjos” de la Biblioteca Mariano Moreno, comisión ésta de fecunda actividad que dirigió los doce primeros tomos de la serie "clásicos" y organizó el Concurso de Poesías del mismo nombre.
Incursionó en el periodismo cultural con la fundación y dirección de las Revistas: “Alborada”, “Poesía Amiga” e “Integración Cultural”. Esta última daría lugar a los cuatro tomos homónimos que reflejan el quehacer artístico provincial a través de la recopilación de notas aparecidas no sólo en las páginas de las revistas que editaba el autor sino también en otros medios periodísticos y bibliográficos.

Sus obras:
Memoria de los Llanos (1961), Los días insólitos (1986), Los días del amor, El canto de las manos, País desvelado (1988), Mapa de la poesía riojana (1989), Los fundadores del olvido (1990), Diarios desde Villa Nidia (1990), El libro de la Cantata Riojana (2002), Obras Completas (2003), Integración Cultural Riojana I, II, II y IV (2001 a 2004), Nuevo mapa de la poesía riojana (2005), El canto del canario y La carpeta vacía (2007) y El viaje (2009).
Realizó también compilaciones y antologías de poetas y narradores de su provincia.
Ha recibido numerosas distinciones dentro y fuera del territorio provincial. Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de La Rioja en 1995, y homenajeado en México, en entre otras distinciones.

En lo que respecta a los premios recibidos, cabe mencionar que fue Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), en dos oportunidades (1987 y 1994), Premio Fondo Nacional de las Artes, Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía, entre otros muchos galardones.

Marcela Mercado Luna

lunes, 9 de junio de 2008

Obras de Ricardo Mercado Luna

a) Históricas:

-Antecedentes electorales de La Rioja, Editorial Norte, La Rioja, 1966,

-"Historia de las Instituciones Políticas y Jurídicas de La Rioja", en T. I del Manual de Historia y -Geografía de La Rioja, 1969

-Los Coroneles de Mitre, Edit. Plus Ultra, Bs. As., 1974.

-Legitimidad y Mito, Edit. Del Tawantimsuyo, Jujuy, 1984.

-La Rioja de los Hechos Consumados, Edit. El Independiente, La Rioja, 1991.








-Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja.Apuntes para una historia de fe, compromiso y esperanza- Canguro LA Rioja - 1996.
-Solitarias Historias del Siglo que nos deja, Edit. Canguro, 1998. 

-"Vida Política y orden constitucional". En: Nueva historia de la Nación rgentina . Tomo correspondiente a las provincias, editado por la Academia Nacional de Historia de la República Argentina (2005)


b) Jurídicas:






-Esquema de ubicación para las Constituciones Riojanas, Talleres Gráficos La Rioja, La Rioja, 1961, Ensayo.
-Estabilidad del Empleado Público, Edit. Astrea, Bs. As., 1974.

-Derecho Constitucional, Edit. Astrea, Bs. As., 1980.

-Constituciones de La Rioja. Antecedentes y Texto vigente, Ediciones Depalma, 1980.

-Pensamiento Político y aporte a los juristas riojanos al país, Edit. Copegraf, La Rioja, 1985.

-Constitución, Política y Sociedad, Edit. Canguro, 1997.

-Amparo por Mora en la administración Pública Riojana Editorial Canguro, La Rioja, 2000.


-¿Pueden ser gobernantes de la Democracia quienes lo fueron durante los Golpes de Estado?, Ediciones A.M.P.
-Derecho Constitucional Provincial Edit. Ciudad Argentina Bs. As. 2000

-Invocación de la doctrina de la Real Malicia: ¿Monopolio de medios de comunicación en Defensa de la Constitución. Garantismo y controles (Homenaje a Bidart Campos coordinado por Víctor Bazán) - Editorial EDIAR, 2003.

-La Libertad de Prensa y su problemática existencial - Editorial Nexo Comunicación, La Rioja, 2003






 c) Literarias:
-La Ciudad de Los Naranjos, Edit. Agon, Bs. As., 1982, 55 páginas.











-"La lampalagua", Cuento, Revista literaria Agon, Bs. As., verano 1983.
-Filemón Gómez: ¿existe?, Antología Premio Provincia de La Rioja (1983).

-"La Soledad de Francisco", Mención Especial Concurso "Salomón Garfunkel", Bs. As., S.A.D.E., Edit. El Independiente, 4/12/83.

-El Arreo, Cuentos, Edit. Agon, 1986

Ricardo Mercado Luna


Ricardo Mercado Luna nació en La Rioja el 15 de noviembre de 1932, en el seno de una familia de clase media. Era hijo del segundo matrimonio de Carlos Mercado Luna, un empresario de la construcción de edificios y caminos; y pequeño productor agropecuario que incursionó en política desde las filas del radicalismo, siendo delegado al Comité Nacional durante muchos años.

Cursó los estudios primarios en la Escuela “Sarmiento”, ubicada justo enfrente de la casa paterna. Más tarde ingresó en el Colegio Nacional “Joaquín V. González” para realizar el bachillerato. Ricardo había perdido un año de primaria, a causa de un reumatismo infantil que lo obligó a varios meses de reposo, y por eso, era compañero de su hermano Jorge, situación que continuó en los años de secundaria. Allí se relacionó con otros estudiantes, con los que compartió inquietudes que excedían lo estrictamente curricular, llevando adelante actividades periodísticas y culturales desde el “Club colegial” de la institución, al que accedió en medio de inusitados acontecimientos estudiantiles que los memoriosos aún recuerdan con una sonrisa en los labios.

Nombres que después cobrarían trascendencia en nuestra sociedad, como los de Enrique Peñaloza Camet, Olga Santochi, Juan Carlos Soria y Ramón Navarro, entre otros, formaban parte de aquel grupo de jóvenes entusiastas que –bajo la mirada paternal de su vicerrector y profesor de Historia, Dardo de la Vega Díaz– llevaban a cabo múltiples actividades, desde la organización de campeonatos inter-escolares, a recitales de poesía y música o representaciones teatrales. Ricardo siempre reconoció la influencia que en su formación intelectual ejerciera el Prof. Dardo, quien supo despertar en él un interés muy especial por la historia de La Rioja. Sus inquietudes políticas se proyectaban fuera de las aulas a través de la participación en el “Centro Libertad”, una agrupación juvenil surgida por oposición a la oficial, la “U.E.S.”, motorizada por el peronismo, gobernante en aquellos tiempos. La reuniones del “Centro Libertad” se realizaron durante mucho tiempo en la casa paterna de los Mercado Luna.

Habiendo obtenido el título de bachiller, se trasladó (con su hermano Jorge) a la ciudad de Córdoba para cursar sus estudios de derecho.

En esos años se despertó en él un gran entusiasmo por el proyecto de Arturo Frondizi, y alternó sus estudios con variadas lecturas de temas históricos, sociológicos y políticos que contribuían a su formación. Comenzó a militar en estamentos juveniles de la UCRI y estrechó su amistad con Félix Luna a quien había conocido años antes en La Rioja, a raíz de que sus padres compartían espacios de militancia política.

Egresó como abogado de la U.N.C. en 1957 y volvió a La Rioja para ejercer su profesión. En 1958 accedió a una banca de Diputado Provincial por la UCRI y contrajo matrimonio con Nelly Esther Ocampo de la Vega (Gringa), matrimonio del que nacerían siete hijos. Muy pronto se vinculó a Alipio Paoletti (de quien llegaró a ser gran amigo) y juntos, impulsaron el renacimiento del antiguo Diario El Independiente, que a partir de su reaparición en octubre del 1959, inscribiría un capítulo memorable en la historia del periodismo riojano. Ricardo integró, con Daniel Moyano, Alipio y el hermano de éste, Mario Paoletti, la Editorial Norte S.R.L. que editaba el periódico. Cuando la Editorial se transformó en cooperativa, Ricardo decidió donar sus acciones a los trabajadores por considerar que esa era la mejor forma de ser consecuente con la idea impulsora de aquel logro con visos de utopía. Pero no se alejó del grupo, sino que continuó asesorando jurídicamente al Diario (Nota 1) que, en su rol opositor a las dictaduras de turno, debía sortear más de un obstáculo en la marcha y unas cuantas demandas legales.

Ricardo Mercado Luna siempre acompañó los reclamos sociales que consideraba justos, y desde esa postura, su labor profesional privilegió a la gente del pueblo: no sólo fue asesor del combativo diario El Independiente, sino también de Monseñor Angelelli, de la C.G.T. de los argentinos, de la A.M.P. (docentes), de OMA (mineros) y de otras agrupaciones sociales. En 1969 obtuvo el Doctorado en Derecho y Ciencias Sociales con su tesis: Estabilidad del empleado público editada por Astrea en 1974.

El Derecho Constitucional fue para él una pasión a la que dedicó gran parte de sus esfuerzos. También en el campo jurídico cumplió una destacada labor editorial: fundó y dirigió la Revista “Jurisprudencia Riojana” (publicación que se mantuvo por dos décadas), difundiendo doctrina, legislación y jurisprudencia provincial. Colaboró además con revistas nacionales de la talla de “Jurisprudencia Argentina” y “La Ley”.

Alternaba su trabajo de abogado con la labor docente (tanto en la Universidad Nacional de La Rioja como en el Instituto de Profesorado y la escuela secundaria), y con sus investigaciones históricas, que dieron lugar al memorable ensayo Los coroneles de Mitre editado por Plus Ultra en 1974 y reeditado por Alción (Córdoba) en 2006

El 9 de junio de 1976 la dictadura de Videla lo encarceló junto a otras dos destacadas personalidades de la educación riojana: el Profesor Arturo Ortiz Sosa y el Licenciado Carlos Alberto Lanzilloto, a este último lo uniría un destino común de cautiverio, traslados y penurias por más de tres años hasta obtener –juntos– la libertad vigilada y luego la definitiva a fines de 1980. A esta coincidencia, Mercado Luna se refirió como “hermandad de celda, de causa, de traslado, de resoluciones y de libertades compartidas" (Nota 2)

Entre las cuatro paredes del IRS nació ese canto de amor a la tierra que es La Ciudad de los Naranjos, filtrado hacia “afuera” entre cartas familiares y envíos clandestinos a través de algún guardia piadoso.

Pero sus años de cárcel le inspiraron otros textos de contenido menos grato, más doloroso, como los cuentos “¿Supiste de Juan Carlos?”, “Aquel lejano saco beige” y “El arreo”.

Fueron años duros y de angustia para los presos y sus familias: la sociedad en general, parecía no querer enterarse de la trama secreta de esa otra Argentina que ahogaba gritos en las cárceles y en los campos clandestinos de detención.

El año del Mundial de Fútbol, 1978, Ricardo se encontraba en Sierra Chica y sus familiares realizaban –turnándose para viajar– largos recorridos, llenos de etapas y trasbordos, con el propósito de visitarlo cada fin de semana. Adentro, reinaba la injusticia, lo irracional y la crueldad sin límites; afuera, la gente llenaba las calles con papelitos tirados al aire y muy pronto luciría en sus automóviles absurdas calcomanías que rezaban la leyenda: “Los argentinos somos derechos... y humanos”.

Hombre de política y profundamente democrático recibió –como la gran mayoría de los argentinos– con entusiasmo y esperanza la convocatoria a elecciones en el año 1982. La reapertura de los comités lo encontró adhiriendo desde su inicio a la propuesta de Raúl Alfonsín, que se presentaba clara y contundente en su defensa de las instituciones del pueblo y en la condena a los crímenes de la dictadura.

Retomó sus cátedras y participó –junto a un grupo de profesionales– del proyecto que sentaría las bases de la UTN en La Rioja, dictando clases ad honorem por varios años, hasta lograr que la unidad académica fuese reconocida.

Militó en el Movimiento de Renovación y Cambio y en 1989 fue diputado provincial por el radicalismo, cargo al que renunció en 1991 en cumplimiento de un acuerdo interno.

Después de este breve período en un cargo electivo, no acepto más candidaturas, y su militancia radical se circunscribió a un rol de acompañamiento cada vez menos entusiasta ante la contemplación de lo que él consideraba “pequeñas mezquindades personales” de la dirigencia partidaria, que anteponía intereses particulares a las reales expectativas de los afiliados.

Pero sus convicciones de militante de la vida jamás decayeron. La actividad intelectual fue la trinchera desde donde analizó la realidad de sus días y denunció los procesos históricos recientes que contribuían a la postergación y el estancamiento del pueblo.

Su multifacética actuación fue reconocida en vida a través de varias distinciones (Nota 3) Fue miembro de varias asociaciones, tanto de juristas como de historiadores y escritores (Asociación Argentina de Derecho Constitucional, Asociación de Ciencia Política Argentina, Junta de Historia y Letras de La Rioja, Sociedad Argentina de Historiadores, Junta de Estudios Históricos de Catamarca, S.A.D.E., etc.).

Libros como: Angelelli, Obispo de La Rioja, La Rioja de los Hechos Consumados, Los rostros de la ciudad golpeada y Solitarias Historias del Siglo que nos deja, son un ejemplo claro de su pluma lúcida y combativa, de su puesto de vigía siempre atento en el bando de la “resistencia a los hechos consumados (Nota 4).

Sus reflexiones, investigaciones y posturas frente a diferentes cuestiones de la realidad fueron también expuestas en numerosas conferencias, ponencias en congresos, artículos periodísticos y columnas radiofónicas.

Siempre activo, solía recorrer la ciudad en sus caminatas, que comenzaron siendo una prescripción médica y se transformaron casi en una necesidad espiritual, en un abrazo invisible con su gente. Es que Ricardo amaba profundamente el suelo en que había nacido. Alguna vez adornó su gentilicio con palabras nacidas desde el fondo de su corazón: “... (soy) riojano por nacimiento, por ascendencia, por convicción y compromiso”. Difícilmente podrán olvidar los vecinos de la ciudad de los naranjos su familiar silueta desplazándose por las calles que transitaba a diario.

Pero La Rioja lo llamaba también desde el silencio del campo, desde las áridas tierras de Los Llanos, donde estaba su estancia “La Dormida”, entre Retamal y Portezuelo. Allí supo de la nobleza de los hombres del interior de la provincia, con quienes se sintió hermanado en el eterno padecimiento de los habitantes de las zonas secas, siempre clamando al cielo por una gota de agua. Se dejaba cautivar por el estoicismo de esos seres anónimos y sufridos, muchos de los cuales le inspiraron textos como: “La soledad de Francisco”, “Perros Salvajes” y “Filemón Gómez, ¿existe?”.

Con los años, en “La Dormida”, la galería original con dos habitaciones se había ido ampliando a medida que llegaban más hijos, y luego nietos y más nietos, hasta transformarse en una casa grande como el alma de su dueño, capaz de albergar a todos los que se acercaban a ella.

Hombre de compromisos sólidos y denuncias contundentes, fue también un filántropo de gestos silenciosos: En 1997, al ganar un juicio emprendido contra el estado provincial, decidió destinar la totalidad de esa ganancia a la edición de libros riojanos, y para ello cedió los fondos a la Biblioteca Mariano Moreno (institución de la que era socio desde su época de estudiante secundario y por la que sentía un entrañable afecto) para que llevara a cabo las publicaciones, respetando el destino de los fondos y el cargo de la donación. Así nació la colección que dio en llamarse “La ciudad de los naranjos”, una denominación elegida por la gente de la biblioteca, aludiendo sin nombrarlo al impulsor del proyecto, y respetando su pedido de mantener su nombre en el anonimato.

Una de las últimas preocupaciones del autor de La Rioja de los hechos consumados era el Derecho de Propiedad en América Latina, y la situación de las comunidades indígenas en nuestros días. Se había suscripto a boletines electrónicos que difundían noticias relacionadas con las actividades de estos grupos, y seguía con gran interés casos jurídicos como el del Matrimonio Curiñaco contra Benetton en la Patagonia argentina, con cuyo defensor llegó a intercambiar algunos mails.

La mañana del 13 de abril de 2005 después de su habitual caminata, se sentó frente a la computadora y escribió el capitulo 8 de “La cruz y la espada en tierra indígena”. Decía que éste sería su último libro. La muerte lo sorprendió trabajando. El trabajo quedó inconcluso.

M M L






NOTAS


Nota 1: Continuó —se entiende— hasta que el golpe del ’76 produjo lo que Mercado Luna llamaría “la militarización del diario” (cfr: “Crónicas de trastiendas en la vida de un Diario” en Solitarias Historias del Siglo que nos deja, Canguro, La Rioja, 1978.


Nota 2 Los rostros de la ciudad golpeada, La Rioja, Canguro, 1995


Nota 3 Ciudadano Ilustre (1999), Premio Santa Clara de Asís (2000), Distinción “Caudillos Riojanos” de la Legislatura de la Provincia (2001), Premio IFDAC Aporte a la Cultura (2003), entre otros muchos.




Nota 4 Cfr.: La Rioja de los Hechos Consumados La Rioja, Canguro 1997- Cap VIII y XIX

JORGE FERNANDO CASTELLANOS


Jorge Fernando Castellanos
Nació en La Rioja, el 1 de junio de 1910.
Fue legislador provincial, director de extensión universitaria de la Universidad Popular, director del Centro Riojano de Cultura Escénica y otros organismos de cultura.
Además de cultor de la poesía fue un buen cuentista, y conferencista de nota, trabajando además en el periodismo. No fue, sin embargo, un escritor de mucha obra y su producción si bien escasa lo ubica entre lo mas importante que ha dado la poesía riojana en la primera parte de este siglo. Jorge Castellanos, puso su empeño, inteligencia y dedicación en la promoción cultural, en el arte teatral y en la poesía. En todas dejó su impronta de originalidad y creatividad.
Falleció en su ciudad natal, el 27 de abril de 1966.
Entre sus obras merecen citarse:
Canto a La Rioja
La epopeya gallarda y andrajosa
y Hoguera de las montañas

Daniel Moyano



DANIEL MOYANO. Nació en Buenos Aires, el 6 de octubre de 1930.
Siendo muy niño se traslada junto a su familia a la provincia de Córdoba, donde transcurrió su infancia y adolescencia. Después le siguió su etapa riojana y más tarde el exilio en España.
En una entrevista concedida a Andrew Graham-Yooll y publicada por el Suplemento Radar de Página 12 en octubre de 2005, sostiene:
“Yo nací en Buenos Aires, me llevaron a Córdoba, y luego me fui a La Rioja porque los abuelos de mi padre eran de Olta, de La Rioja. Yo decidí irme de Córdoba a La Rioja, buscando raíces. Mi madre nació en Minas Gerais, cerca de Belo Horizonte. A los diez años la trajeron a la Argentina. Se casó con mi padre (que según él tenía sangre india). Tengo muy pocos recuerdos.”
Se sabe –y lo ha referido en detalle D. Gabriel Gatica en su completa biografía inédita sobre el autor– ,que en la vida de este riojano adoptivo hay un hecho de sangre que lo marcó inexorablemente: el asesinato de su madre a manos de su padre, con lo que su progenitor obtuvo no sólo la orfandad de sus hijos (Daniel y Blanca) sino también unos cuantos años de cárcel para él. A partir de ese momento el pequeño Daniel peregrinó en distintos pueblos de Córdoba por los hogares de los parientes. Con el tiempo, los fantasmas del desamparo y la pobreza fueron expulsados por el escritor en muchos cuentos en los que retrata diferentes situaciones de infancia, siendo las más dramáticas aquellas inspiradas en el recuerdo de sus tíos más pobres, los de Alta Gracia. La sombra del padre y la verbalización dolorosa de su terrible acto sólo pudieron asomar casi al final de sus días cuando la enfermedad, umbral del fin, le hizo volver a revisar su historia: plasmó su duelo en la última de sus novelas: Dónde estás con tus ojos celestes (póstuma) en la que busca y encuentra a su madre y puede nombrar el asesinato y al asesino.
Dos pasiones signaron la vida de Daniel Moyano con la misma intensidad: la literatura y la música. Las múltiples carencias sufridas de chico no le impidieron conectarse con el arte. Tuvo la posibilidad de estudiar violín con unos músicos españoles vecinos suyos. Al mismo tiempo, leía con fruición y hacía sus ensayos de escritura. Su primer libro, Artista de Variedades, fue publicado en 1960, en Córdoba, por Editorial Assandri. Para esa época ya se había establecido en La Rioja, tierra que, junto a su infancia cordobesa, inspiraría la mayor parte de sus textos.
En esta ciudad ejerció el periodismo, a la vez que se desempeñaba como profesor en el Conservatorio Provincial de Música y como violinista y viola en el Cuarteto de Cuerdas de esa institución. Participó, junto a Alipio y Cacho Paoletti, Ricardo Mercado Luna y Yiyi Alfieri de la re-fundación del Diario El Independiente, el que a los pocos años se convertiría en la Primera Cooperativa gráfica del país.
A esta etapa “riojana” corresponden los siguientes libros de cuentos: El Rescate (1963), La lombriz (1964); El fuego interrumpido (1967); Mi música es para esta gente (1970), El estuche de cocodrilo, (1974) y El Monstruo y otros cuentos (selección realizada por el centro Editor), y las novelas: Una luz muy lejana (1966) El oscuro (1968) con la que obtuviera el Premio Primera Plana-Sudamericana con un jurado integrado por Leopoldo Marechal, Augusto Roa Bastos y Gabriel García Márquez. En 1974 aparece El trino del diablo, también editado por Sudamericana, y según testimonios del propio autor–la primera versión de El vuelo del Tigre, perdida entre los bártulos que partían expatriados junto al escritor y su familia.
Con la instauración de la dictadura más sangrienta que conociera la Argentina la vida de Daniel Moyano tiene un giro jamás soñado por él. Con estas palabras evoca el escritor aquel fatídico 24 de Marzo: “El día del golpe de 1976 yo estaba en Córdoba, intentando inscribirme en la Facultad de Filosofía, porque se me había ocurrido estudiar. Cuando regresé a La Rioja había controles como si fuera una ciudad ocupada. Llegué a casa... Me dijeron que habían detenido a casi todos los intelectuales. Muchos eran del diario El Independiente. Además estaban detenidos: Ramón Eloy López, un poeta, un sacerdote, uno de los tres miembros del Partido Comunista, algunos de la JP y el arquitecto que proyectó la cárcel"
El 25 de marzo de 1976, él mismo es encarcelado y al poco tiempo, expatriado.
Su exilio en Madrid (1976) le acarrearía un silencio de mucho tiempo: “Los primeros siete años de exilio no pude escribir nada. Había perdido toda capacidad expresiva. Lo que intentaba escribir era visceral, patológico, mezclado con pesadillas... que terminaban en un cuartel, no podía escribir porque todo lo que escribía estaba prendido a esta desesperación”. (Entrevista citada, Radar, Página 12)
Luego vinieron las novelas El vuelo del tigre (reescrita, 1981) Libro de navíos y borrascas (1983) y Tres golpes de timbal (1990)
Muere el 1de julio de 1992, en España, como consecuencia de una enfermedad terminal. Póstumamente se edita: Un silencio de corchea (cuentos, KRK, 1999), y Dónde estás con tus ojos celestes (Gárgola, 2005), novela publicada a trece años de su fallecimiento. Otras obras suyas aparecidas en lo que va del siglo son la reedición de El trino del diablo (Rubén Libros, 2004), la selección de cuentos realizada por Juan José Hernández bajo el significativo título de El rescate (Interzona, 2004), la reedición en la Argentina de Un silencio de corchea (Biblioteca Mariano Moreno, 2010), la reedición de Tres golpes de timbal (Alción, 2012) y la publicación de una novela corta póstuma En la atmósfera (El Mensú, 2012).

Mareca Mercado Luna

domingo, 8 de junio de 2008

Ramón Eloy López


Ramón Eloy López

Datos biográficos

Nació en Pozo Largo, Departamento Independencia, el 1 de noviembre de 1928.

Cursó sus estudios primarios en la Escuela Francisco Telechea de la Ciudad de La Rioja. Y los secundarios en la Escuela Normal Pedro Ignacio de Castro Barros, donde se recibió de de Maestro Normal Nacional.

Siendo estudiante de magisterio, organizó un centro literario y dirigió el periódico “Azul”, del que llegó a publicar cuatro números. En el quinto año funda el periódico “Tarpuy”.

Cursó las carreras de Literatura en Catamarca, de Derecho en Córdoba y de Filosofía y Matemática en el Profesorado de Paraná. Sin embargo, razones familiares lo obligan a regresar a su provincia donde comienza a ejercer la docencia en la Escuela Normal, institución en la que llegó a ser Regente.

A nivel terciario, dictó Historia de la Cultura en el Instituto de Artes Plásticas. Se desempeñó también como profesor en el Colegio Nacional Joaquín V. González. Dictó cátedras de Matemática en la Universidad del Comahue y dirigió la editorial en formación de esa Alta Casa de Estudios.

Fue vocal del Consejo de Educación, cargo que ejercía cuando comenzaron los síntomas de la enfermedad que desembocaría en su muerte.

Como peridiosta, sus primeros artículos aparecen en los periódicos “La Rioja” y “Tribuna”.

Trabajó en la redacción de “El Independiente” por cuatro años; fue uno de los fundadores y también director de la revista Planteo (aparecida en 1968).

Dentro del quehacer literario, cabe mencionar que perteneció al Grupo Calíbar. Editó “La Parábola y el Hombre” en 1961. En 1985 una Hoja de Sudestada es dedicada a su poesía. En 1987 en la Colección “Cacique Coronilla” de la Dirección Provincial de Cultura aparece “La Memoria y otros poemas”. Dirigió la parte de Historia del “Manual de Historia y Geografía de La Rioja”.

Falleció en la ciudad de La Rioja, el 4 de enero de 1989.

La recopilación de sus poemas apareció póstumamente bajo título: Obra poética