domingo, 31 de agosto de 2008

PEDRO S. HERRERA


Pedro S. Herrera nació La Rioja el 1 de julio de 1925.
Su amor por la creación literaria y su interés en toda manifestación artística, lo llevaron desde joven a participar en la vida cultural riojana.
Integró, junto a grandes y reconocidos escritores, músicos y plásticos, el mítico grupo CALIBAR que marcó un hito en el devenir de la actividad artística provincial. Justamente, el nobre del grupo se debió a su inspiración, en alusión al personaje del rastreador diseñado por Sarmiento.
Vivió largos años en Tucumán donde formó su familia. En esa provincia afianzó su pasión literaria a través de una sostenida y profusa producción.
Participó, junto a otros poetas norteños, de la creación del grupo SIGNO, cuya labor se reflejó el la hoja de poesía del mismo nombre, publicación periódica, editada en Tucumán.
Incursionó en todos los géneros literarios y es autor también, de letras de canciones, con las que ganó sendos primeros premios en dos concursos nacionales. Obtuvo además otros reconocimientos y distinciones en Tucumán y La Rioja.
Entre sus libros, cabe destacar: Silencio encendido (1956), Después, las nubes (1973), Tucumán alucinante (1994), Karla en azul terrestre y otros cuentos (1996), Murmurios del agua (2001) y Vuelos de la Coplería (pósotumo, editado por la Biblioteca Mariano Mariano Moreno en el Tomo 2 del Concurso de poesía Ciudad de los Naranjos, 2006)
Falleció en Tucumán, el 13 de junio de 2003.

sábado, 30 de agosto de 2008

Alipio Eduardo Paoletti


Alipio Eduardo Paoletti —a quien sus amigos llamaban Tito– nació en Buenos Aires el 9 de octubre de 1936. Pasó su infancia y adolescencia en los barrios de Mataderos y Liniers. A comienzos de 1959 llegó a La Rioja donde meses después se propuso refundar el Diario El Independiente, cuya primera fundación, debida al dirigente radical Pelagio B. Luna, databa de 1901.
Esta nueva etapa del diario riojano se diferenció de las anteriores por no responder a orientaciones partidistas de ninguna clase.
A instancias de Paoletti, la empresa editora del periódico se transforma en una cooperativa de trabajo a la que se integran todos los trabajadores con igual participación. Al respecto, traemos a colación el testimonio de la hija de Alipio, Ana, en una nota aparecida en el Diario Página 12:
“En el año 1970, y por iniciativa de los dueños, que en ese momento eran tres personas, Alipio Paoletti, Mario Paoletti y Ricardo Mercado Luna, decidieron convertir la empresa Editorial Norte en Coopegraf. Y se cooperativizó todo: el inmueble, las máquinas para imprimir... La razón que los llevó a hacerlo fue ideológica: vivir coherentemente. Desde ese momento se constituyó la asamblea de socios y por mayoría de votos, todos menos uno –el de mi padre– Tito Paoletti fue elegido director del diario.
La línea editorial era resuelta en asamblea y así fue hasta el golpe militar del 24 de marzo de 1976 cuando el diario fue intervenido, sus periodistas presos y perseguidos.”
(14 de Julio de 2006).
A pesar de no ser creyente, sintonizó con la pastoral del Obispo Enrique Angelelli de quien llegaría a ser amigo. Angelelli encontró en El Independiente al más eficiente difusor de su mensaje liberador, adscripto al espíritu del Concilio Vaticano II.
El golpe del 24 de Marzo de 1976 encontró a Paoletti en Buenos Aires, donde debió buscar escondite, por saberse intensamente buscado por las fuerzas represoras piloteadas por la dictadura militar. En La Rioja, su hermano Mario y varios de sus de sus compañeros del equipo de redacción fueron detenidos. Desde la clandestinidad, Tito orientó su labor periodística a las tareas de denuncia y difusión de las atrocidades que en aquel momento se cometían en el país.
En 1977 logra exilarse en Madrid junto a su mujer, Lyli Santochi y los 6 hijos (todos menores) del matrimonio. Desde Madrid siguió trabajando por su patria a través de acciones de investigación y denuncia.
En 1984 regresó al país, con la intención de reestablecerse en La Rioja para continuar con la labor periodística en el diario por él fundado, la que había sido forzosamente interrumpida en 1976. Así lo expresa Ricardo Mercado Luna en su ensayo: “Crónica de trastienda en la vida de un Diario”:
Paoletti, junto con Alfieri, Schaller y otros asociados perseguidos del proceso vinieron a La Rioja con el propósito de reintegrarse al diario. Volvían a casa, al hogar de maquinarias y sueños (…). Pero el regreso tenía ahora el amargo sabor a puertas a cerradas y largas esperas en el umbral”. (En Solitarias historias del siglo que nos deja, pág. 254)
Al respecto, Ana Paoletti puntualiza:
A los que cayeron presos los habían obligado [en 1976] a firmar una renuncia en la que no sólo dejaban la cooperativa sino que se comprometían a no ejercer nunca más el periodismo y a mi viejo le falsificaron la renuncia. En julio de 1984, de regreso en el país, y ya en democracia, los renunciados se presentaron a reclamar sus puestos de trabajo.
Fue entonces que en la asamblea de socios se decidió a aceptar las renuncias, recién ocho años después. Y esa vez no fueron los milicos, fueron sus mismos compañeros los que les negaron su trabajo. La dictadura ya había hecho escuela".

Rechazada la reincorporación a la cooperativa por él mismo creada, Tito se estableció en Buenos Aires, donde trabajó en “La Voz”, “Caras y Caretas”, “Crisis”, y en el periódico de las Madres de Plaza de Mayo.

Sus memorables editoriales del diario El Independiente tenían una propuesta combativa en su espíritu y renovadora en el lenguaje periodístico, un estilo directo, despojado y a la vez cuidado.
El periodismo de investigación que cultivó asiduamente quedó plasmado en dos libros de edición póstuma: Como los nazis como en Vietnam (Contrapunto, 1987), obra que plantea por primera vez una mirada distinta en el análisis del pasado inmediato argentino, desechando la teoría de los dos demonios esbozada por Sábato para explicar los años del terror genocida; y Cien años de colonia, escrito y publicado como suplemento del diario El Independiente en 1970, y editado en formato libro en 1997 por Ediciones AMP: aquí, la investigación histórica sirve para analizar la situación de carencias de la provincia de La Rioja desde la dicotomía sarmientina de civilización / barbarie. El autor concluye que “fue la ‘civilización’ y no la ‘barbarie’ la causante de la pobreza riojana”, refutando así la opinión de Sarmiento y del prócer riojano Pedro I. de Castro Barros, quienes atribuyeron a la resistencia montonera la postergación de la provincia.
Alipio Eduardo Paoletti murió en Buenos Aires el 1º de diciembre de 1986.

domingo, 17 de agosto de 2008

MARIO PAOLETTI


Mario Paoletti nació en Buenos Aires el 20 de junio de 1940. Desde muy joven estuvo vinculado al periodismo gráfico a través de colaboraciones en la revista de humor político “Tía Vicenta”. En 1959 se suma a la empresa de su hermano Alipio de refundar el Diario “El Independiente”, iniciando una etapa memorable dentro de la historia del periodismo riojano. También integró –junto a Daniel Moyano y el propio Alipio– el equipo de redacción de “El Champi” (1968/1971), publicación local de humor y crítica política dirigida por Miguel Ángel Guzmán y reconocida por sus memorables ridiculizaciones de los gobernantes de facto de la época.
La Rioja fue el lugar elegido para vivir: aquí cosechó amigos, aquí se casó y formó su familia, aquí nacieron y crecieron sus tres hijos, pero el destino le tenía deparadas otras andanzas y también, otras tierras. “El Independiente” lo contó entre sus principales redactores mientras él se entregaba con entusiasmo a sus dos grandes pasiones: el periodismo y la literatura.
En 1976, con el advenimiento del Golpe de Estado, es encarcelado, al igual que muchos periodistas de ese diario, alojado en la unidad penitenciaria local, el I.R.S.S. y trasladado más tarde –junto a otros presos políticos riojanos– a la Cárcel de Sierra Chica, donde permaneció sin ser juzgado, hasta 1980, año en que es expulsado del país. Los horrores de ese tiempo han quedado reflejados en muchos de sus cuentos y en la novela A Fuego Lento, ganadora del Premio “V Centenario” de Murcia.
Su producción abarca diferentes géneros: Publicó poesías, cuentos, novelas, ensayos de crítica literaria y de actualidad política. Ha obtenido premios en España, Cuba y Estados Unidos.
Actualmente reside en Toledo, España, donde dirige desde 1984 el Centro de Estudios Internacionales de la Fundación Ortega y Gasset, universidad a la que acuden estudiantes de todo el mundo.

Principales obras

Entre sus obras de ficción narrativa, merece citarse, en primer término, la llamada “Trilogía Argentina”, integrada por las novelas: Antes del Diluvio (Premio “Castilla La Mancha”,1988), A Fuego Lento (“Premio Quinto Centenario”, 1993) y Mala Junta (1999). Éstas últimas fueron publicadas en nuestro país por Editorial de Belgrano (obviamente, las dos primeras cuentan –además– con edición española). Publicó, además, la colección de cuentos Quince Monedas (“Premio Ciudad de Toledo”, 1993), y la novela Vasco busca vasco, (“Premio Nacional de novela ‘Francisco Ayala’, 2002), que fue editada en España. Sus ensayos más difundidos son: El Aguafiestas (Alfaguara, 1995): una completa y amena biografía de Mario Benedetti, y Borges Verbal (Emecé, 1999), en colaboración con Pilar Bravo, libro que recopila opiniones, ocurrencias, y comentarios de Borges sobre temas diversos, rastreados en diferentes reportajes, y precedidos de una excelente biografía del autor de “El Aleph”.
La obra poética de Paoletti comprende: Poemas con Arlt (Madrid, 1983), Inventario (“Premio Rafael Morales”, Talavera de la Reina, 1990), Arltianas (2000, editada en La Rioja por “Pandemia”), Poemas con Ortega (Madrid, 2005) y Retratos y autoretratos, Botellalmar, Toledo 2007.
Es co-autor, junto al músico Tata Cedrón del Musical Orejitas Perfumadas”, un homenaje a Roberto Arlt a partir del tango y de letras inspiradas en personajes y situaciones de las obras del autor de Los Siete Locos.

Mario Paoletti frente al “Diluvio”
El “diluvio” es la metáfora paolettiana del llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, que causó estragos en la sociedad argentina, y al que muchos no sobrevivieron. Esta metáfora se construirá a lo largo de las novelas: Antes del Diluvio, A Fuego Lento y Mala Junta, que integran la “trilogía argentina”, de discurso autobiográfico, que relata, tres distintos momentos de la historia argentina captados desde la óptica y la experiencia del personaje-narrador, quien va transitando su vida –desde la infancia a la adultez– en un país signado por los desencuentros políticos, la guerrilla, el terrorismo de estado y el exilio, sucesivamente. El tiempo narrado en estas tres novelas abarca desde los años treinta, evocados por recuerdos infantiles del personaje, hasta los noventa, vividos desde una ya estable situación de argentino radicado definitivamente en Madrid.
El ritmo narrativo de Paoletti –sostenido y parejo– se completa con rasgos de estilo inconfundibles, que atrapan al lector y hacen hasta de los hechos más sórdidos y crueles, un relato ameno y no exento de humor. El humor es, justamente, una de las claves de la obra de este gran escritor, cuya habilidad para hacer reír es sobradamente demostrada en la segunda novela de la trilogía: A Fuego Lento, que narra las últimas dos semanas de prisión del protagonista en la Cárcel de Sierra Chica. Allí padece situaciones aberrantes y dolorosas, en las que nada hace prever al lector la posibilidad de encontrar motivos graciosos, y sin embargo el humor aflora, aun en los momentos más duros.
Junto al humor, la intertextualidad es otro resorte de comunicación eficaz entre autor y lector, un guiño de complicidad mediante la alusión, inclusión o cita de textos preexistentes en un juego divertido de reconocimiento continuo.

Disertación en la Biblioteca Mariano Moreno

La visita de Mario Paoletti a La Rioja en diciembre de 2005, fue un acontecimiento cultural de trascendencia para la ciudad de La Rioja.
Invitado por la Biblioteca Mariano Moreno, pronunció la conferencia: “La Rioja, ¿novela sin novelista?” cuyo título, según explicó tiene su origen en una frase de Ulises Petit de Murat, quien, en oportunidad de visitar esta provincia en la década del setenta, se refirió a ella como “una novela a la espera de un novelista”. Así, partiendo de esa imagen, Paoletti fue tomando ejemplos de la literatura universal para armar lo que para él sería una suerte de paradigma de la novela riojana; rescatando como “aprovechables” los diálogos de Chejov, en los que parece que “nada sucede”, y los ambientes de Faulkner, en cuyos espacios del sur de Estados Unidos, pueden encontrarse paralelismos con el norte argentino. Un escritor como Jorge Amado, por ejemplo –destacó el escritor en medio de un desfile de clásicos–, y aunque Bahía sea muy diferente de La Rioja, tiene personajes como el inmigrante árabe, que es típico de ésta y otras provincias argentinas.
Hay que destacar que el propio Paoletti supo aprovechar en sus obras, parte de ese material novelístico, al incluir –entre los muchos presos de la cárcel en la que se ambienta su novela A Fuego Lento– personajes del país interior, inspirados en la forma de ser del riojano; también su novela Vasco busca vasco contiene un capítulo que se desarrolla en Chañar, localidad riojana cercana al límite con Córdoba.
Entre otros conceptos desarrollados en esta clase magistral de literatura, Mario Paoletti señaló que la literatura y el arte en general, no pueden respetar moldes sacralizados: “No se puede ser buen ciudadano y buen escritor al mismo tiempo”; la literatura que intenta “quedar bien” con una causa, es, en general, muy mala, opinó el escritor al tiempo que ponía como ejemplo la “Oda a Stalin” de Pablo Neruda.
Los jóvenes artistas deben tener una actitud vanguardista, y no estaría mal derribar algunas estatuas, puntualizó el autor, quien luego respondió preguntas que se formularon desde el público, algunas de las cuales parecían no haber comprendido el alcance de la metáfora que construyó Paoletti para referirse al “material disponible” desde el punto de vista literario en estas tierras. “No me crean tanto, que ya les advertí que la literatura es una mentira convincente” dijo el narrador, quien había comenzado su charla refiriéndose a la naturaleza de los escritos de ficción.
Marcela Mercado Luna